jueves, 24 de julio de 2008

El loco


















Quiero ser el loco
que carga su bolso en el hombro
y escupe energía sexual
a cada paso y cada beso

Estas piernas se han cansado
de conocerse tan poco y
y guardar el relleno del pavo
de todos los años nuevos

Es que ayer me di cuenta
que decir que me conozco
es una mentira desgraciada

Aquello que conozco es el
porcentaje de neurosis con el cual nací
y que he guardado en un frasco de miel
tan sólo para proteger mi identidad

Debí lamer mis abismos hace tiempo
y caminar por las costas enfangadas
a ver si aparecía por ahí
el mapa de mi alma

Debí moverme hacia la luz
y protegerme de mi envidia
para ser fuego divino
vaso receptivo de la gracia

Debí ser cien por ciento todo
y no el avestruz que no se atreve
a cruzar la calle en hora pico

Puedo ser el loco todavía
que ha perdido los bordes de su cuerpo
y que no sabe del tiempo

No saber quién soy
y no encontrar registro de mi nombre
No encontrar mi cara en los espejos
ni los aplausos en las manos de mi padre.

miércoles, 23 de julio de 2008

Ojos de pájaro




















Tú y yo vivimos
en el fondo de un islote
en el que existía sólo un volcán
que se abría cada noche y era

roja
roja arena
y era tierra
tierra nueva

en mi piel que era feliz junto al musgo
en tus brazos de mago
que volaban cometas
todo el mar era nuestro

corazón

pájaro rojo
muy suelto.

martes, 22 de julio de 2008

Poetas del silencio


“En otra vida seremos honestos. Seremos capaces de callar”
Baricco.



Yo creí en el silencio.
Creí en sombreros de copa negros
que contenían las emociones
más profundas de los hombres.

Creí que no me traicionaba a mi misma
si me quedaba en medio de los círculos
escuchando a los demás decir ideas
mientras yo tartamudeaba letras.

Creí que si callaba
y te hablaba con los ojos
entenderías más profundamente
mis palabras.

Creí que no existía más sinceridad
que la de un mimo que observa
y siente el espacio con sus manos.

Creí que estaba bien no decir nada
porque mi cuerpo lo decía todo.
Pero mi cuerpo estaba frío
y nadie lo veía.

Creí que podía hablar contigo,
con mis manos y mi boca.
Decirlo todo callando.

Yo creí que detrás de las caras blancas de los mimos
estaba la voz más pura del silencio,
con la que dialogaba en las noches
cuando de pequeña me volví muda.

Creí que en las pausas de la música
y los silencios largos de la noche
habitaban duendes conectados
a tierras más amables.

Creí que el silencio tenía tonalidades
y acentos
y que no es lo mismo un silencio largo
que uno corto

Ni un silencio en la noche viendo
la luna en tus ojos
que un silencio en el metro huyendo
de extraños.

Yo creía en el silencio
y después de tanto tiempo en esta vida,
aun creo en sus mandamientos.

Y a pesar de que preferiría no hablar,
he aprendido que a veces hay que hacerlo.
Así que pido sabiduría y fuerza
para decir todo lo que pienso.

Pero sólo cuando es preciso,
y no cuando no quiero.
Preferiría ponerme un sombrero de copa negro
y amar a los hombres en silencio.

lunes, 21 de julio de 2008

Hay amaneceres









Hay amaneceres que dan miedo.

Viene la luz que va engullendo oscuridad.

Nunca pensé que la luz me diera miedo,
hasta que lo descubrí,
y tuve miedo de aceptarlo.

Por eso, a veces los amaneceres me angustian
porque están muy vivos,
porque traen un sol muy rojo,
que saca el pecho por delante y no tiene miedo de nosotros.

Porque la tranquilidad del sueño
y mi imperturbable soledad
se ve turbada con el nacimiento de otro día.

(La noche es refugio de silencios
y de palabras que se dicen en secreto a las
esquinas de los callejones más discretos).

Hay amaneceres que me dan miedo.
Porque la angustia se siente en el ombligo
como un espiral infinito de flores que aun no se han abierto.

Hay amaneceres que me dan miedo.

Siempre


















´Siempre´ es este momento
en que mi mano está separada de tu brazo
por micromilímetros.
Este espacio lo contiene todo.

Y el alma estalla de felicidad.
...
(Yo no fui, fue él quien lo dijo.
Y lo dijo todo para siempre).

viernes, 18 de julio de 2008

Aforismos


Corazón:
"El corazón es un infinito de pesadísimas cadenas, encadenando puñaditos de aire".
A. Porchia.

lunes, 14 de julio de 2008

Una aparición

Esa tarde la siesta fue en el suelo.
Detrás de la ventana
los sonidos de vagones.
Llegó volando. No lo vi hasta que estaba enfrente.

(A veces las cosas no se ven hasta que son muy obvias)

Llegó volando.
Movió sus alas como olas de viento
y me miró. Juro yo que me miró.
No era una abeja pero parecía una.
Una más alargada, más grande, más antenosa.
Quise sentir miedo pero no lo tuve.

¿Qué es eso? Me pregunté.
Es un Nichimusino.
Es un Nichimusino: guerrero del aire.

Así me lo dijo la siesta, y yo se lo creí.