martes, 22 de julio de 2008

Poetas del silencio


“En otra vida seremos honestos. Seremos capaces de callar”
Baricco.



Yo creí en el silencio.
Creí en sombreros de copa negros
que contenían las emociones
más profundas de los hombres.

Creí que no me traicionaba a mi misma
si me quedaba en medio de los círculos
escuchando a los demás decir ideas
mientras yo tartamudeaba letras.

Creí que si callaba
y te hablaba con los ojos
entenderías más profundamente
mis palabras.

Creí que no existía más sinceridad
que la de un mimo que observa
y siente el espacio con sus manos.

Creí que estaba bien no decir nada
porque mi cuerpo lo decía todo.
Pero mi cuerpo estaba frío
y nadie lo veía.

Creí que podía hablar contigo,
con mis manos y mi boca.
Decirlo todo callando.

Yo creí que detrás de las caras blancas de los mimos
estaba la voz más pura del silencio,
con la que dialogaba en las noches
cuando de pequeña me volví muda.

Creí que en las pausas de la música
y los silencios largos de la noche
habitaban duendes conectados
a tierras más amables.

Creí que el silencio tenía tonalidades
y acentos
y que no es lo mismo un silencio largo
que uno corto

Ni un silencio en la noche viendo
la luna en tus ojos
que un silencio en el metro huyendo
de extraños.

Yo creía en el silencio
y después de tanto tiempo en esta vida,
aun creo en sus mandamientos.

Y a pesar de que preferiría no hablar,
he aprendido que a veces hay que hacerlo.
Así que pido sabiduría y fuerza
para decir todo lo que pienso.

Pero sólo cuando es preciso,
y no cuando no quiero.
Preferiría ponerme un sombrero de copa negro
y amar a los hombres en silencio.

No hay comentarios: