miércoles, 6 de agosto de 2008

Cuentos para dormir






















Yo sabía que había magia cuando uno despertaba
y encontraba un caracol debajo de la almohada
que había depositado ahí algún ermitaño
de la noche

Una cajita con frases como nidos
de palabras y pájaros
de esas que se escuchan como cuerdas
de instrumentos finos
que narran historias de otros tiempos
que en el fondo recordamos haber
vivido también
y haber sido arpa
haber sido fuego
haber sido agua

bailando en las hiedras
subiendo con tonos de flauta
escuchando el eco en la cueva
de alguna vieja montaña

Yo sabía que cuando uno despertaba
y encontraba un caracol debajo de la almohada
uno siempre recordaba los sonidos
de otra vida más profunda
cuando los planetas se sentaban a la mesa
a planear un nacimiento

entonces los violines hacían aserrín con sus estrellas
y las cuerdas llegaban al mar y se refugiaban
en los caracoles de la playa

luego llegaba el ermitaño de la noche
y tomaba el de algún niño
y lo ponía debajo de su almohada

para que cuando él despertara
pegara su oreja y también recordara
haber sido arpa
haber sido fuego
y haber sido agua.

1 comentario:

TrAvIjE dijo...

Nunca he encontrado un caracol debajo de mi almohada, y, sin embargo, tantas veces me he soñado planeando nacimientos.
Me hubiese gustado, alguna vez, ponerme a hablar contigo de poesía, pero siempre fuimos tan distintos, tan disimiles, creo. Ya a la hora de la soledad frente al espacio blanco parece que fuimos hechos del mismo material.
(¿Ahora estas en Guanajuato o sólo lo soñé?)
Que sepas que hay algo de mi que te añora, lo raro es que seguramente siempre fue así, cómo con todo, y si te viera seríamos los mismos de siempre. No sé de qué modo tomarlo, pero seguramente tendrías la respuesta más natural y acertada ante eso, porque siempre fue así.