lunes, 4 de agosto de 2008
Tengo lluvia en los huesos
No encontré paraguas
esa tarde salí sin él,
el cielo era negro
y se caía
Salí a buscar granitos de arena
de un tiempo futuro
que pudiera decirme
si en otoño habrá higos
No encontré la arena en la banqueta
ni una sola de tus pestañas bajo la higuera
cayó saliva de una nube
y formó una burbuja en mi cabeza
Hoy tengo lluvia en los huesos
Me dejé llover
hasta caminar como el agua
te esperé en la banqueta
pero buscabas un pez
y yo era sólo agua.
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2 comentarios:
Yo también estoy buscando higos en otoño (tengo esperas que no se dejan ser esperanzas (qué mal sonó eso) y creo que nunca lo serán). Hace tiempo escribí un poema que no hablaba de los peces.
No soy un pez
Soy la forma que ocupa en el agua
Los entresijos de espuma
El rumor de aletas batiendo
Salto a los vacíos azules
de la tarde
y me incorporo al elemento vital
con el rumor de escamas que no tengo
Tú por lo menos eres agua, yo soy unas líneas que pronto serán nada.
Perdona lo azotado. No esperes espetarme un par de verdades sin saberlo y que luego me quede callado.
Es doloroso eso de dejarse llover. Yo también tengo una actitud parecida, sobre todo últimamente, me dejo venir a cántaros, ser un pez es demasiado exigente para mí.
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